Mi experiencia de Toma las riendas se resume en tres palabras: personas, emociones y celebración. Y esas tres palabras vienen acompañadas de tres momentos diferentes.
Mi primer contacto con el proyecto fue en diciembre de 2017. Yo estaba trabajando como educador en el proyecto comunitario de «Barrios», en Valora, la plataforma social de Parla. Participé en una jornada formativa, junto a educadores y educadoras de otras plataformas. Una sesión productiva e inspiradora.
En octubre de 2018 me invitaron a participar en un encuentro de fin de semana. Un Toma Las Riendas para educadores/as, donde nos juntábamos personas de diferentes plataformas sociales de España, algunas que ya habían participado en otras ediciones de Toma las riendas, acompañando a chicos y chicas de sus proyectos; y otras personas que aún no habíamos participado en ninguna edición. Puedo decir que fue un fin de semana espectacular, por lo recibido, por lo compartido y por la conexión entre todas las personas participantes, como si nos conociéramos de siempre. El nivel de confianza y empatía fue esencial para vivirlo con intensidad. Emociones a flor de piel y adrenalina de la buena.
Ya en 2019 tuve la oportunidad de acompañar a dos chicos del Proyecto Pinardi-Nicoli, de acogida a jóvenes solicitantes de protección internacional, junto a más jóvenes y educadores/as de otras plataformas sociales. Una experiencia para repetir. Acompañar y sentirse acompañado, como uno más del grupo. Compartiendo un fin de semana con jóvenes que, a pesar de los golpes de la vida, sacaban lo mejor de dentro y enfocaban el futuro con esperanza. Talento y sueños, una buena combinación.
En todo este proceso me he encontrado con personas maravillosas, de esas con las que merece la pena hacer camino siempre; he experimentado la conexión generada en cada uno de estos encuentros, en gran parte por la confianza y la apertura de todas las personas participantes. Y he celebrado lo compartido esos días… Sueños, propósitos, superación de miedos, éxitos… Pasado el tiempo, aún seguimos en contacto y seguimos celebrando. Quien ha tenido la oportunidad de participar en alguna de estas ediciones, sabe de lo que hablo.
Desde el agradecimiento por lo vivido, animo a quien se le brinde la oportunidad de participar, que no se lo piense. Sin duda, merece mucho la pena.
Y termino con una frase que me acompaña desde entonces y me inspira, día a día, en mi tarea educativa: «Si miro a las personas, no me canso nunca de mirar».
Juan Soutullo.