Toma las Riendas llegó a mi vida profesional y personal en el momento indicado y me atrevería a decir que su metodología ha marcado gran parte de mi forma de hacer con los jóvenes. Participé en este proyecto hace siete años y en este tiempo he podido seguir disfrutando de este en varios momentos.

Justo en el momento de conocer Toma las Riendas apenas había comenzado mi etapa como profesional con los jóvenes. En esta aventura, lo primero que aprendí al compartir el tiempo con otros educadores fue la importancia de no dejar de cuidarnos para poder ser buenos acompañantes. Lo siguiente y que más valoro fue la oportunidad de trabajar con un grupo de jóvenes de igual a igual. Tanto los jóvenes como los educadores vivimos las mismas experiencias y creamos espacios donde poder compartir nuestras inquietudes, miedos, alegrías y sueños, convirtiéndose en una experiencia realmente mágica.

Y es que, al hablar de sueños, hablamos de ilusiones, posibilidades y formas de llegar a alcanzar lo que cada uno se propone, y quizás, nunca antes a los chicos que participan les han facilitado un espacio en el que soñar a lo grande y que además los acompañen en los pasos a dar para conseguir sus metas. Son varios los jóvenes que han pasado por este proyecto y tras todo el proceso veo el reflejo en ellos de creer en la posibilidad de construir una vida con significado a través de sus capacidades y potencialidades.

Cuando me invitaron a participar en Toma las Riendas solo sabía que iba a recibir formación en la prevención de drogas. Al terminar el proyecto, es cierto que recibí esta formación, pero después de vivir esta experiencia con los jóvenes, todos sentimos la transformación al acompañarnos en nuestros procesos. Y es que a partir de esta vivencia todos creamos un ambiente en el que nos sentimos partes de otros, cada uno valoró sus circunstancias y sintió la importancia de ser el protagonista de su vida y todas las posibilidades que se abren, sabiéndose acompañado.

Pasan los años y tengo la certeza de que este proyecto está creando un modo de hacer en todos los educadores que participan de este que, además contagian en sus centros. Un modo de hacer que pone al joven en el centro y valora sus situaciones tratando de que consigan su mejor versión, animándolos a soñar y ofreciendo las herramientas para conseguirlos. También creo que Toma las Riendas ha unido a jóvenes de España y que tras este proceso de comunidad viven una transformación en la que unos a otros se animan a caminar hacia delante, abriendo un gran horizonte y despertando ganas de hacer de su vida y del mundo un lugar mejor.

 

Inmaculada Pizaco

Educadora en VALPONASCA